lunes, 22 de julio de 2024

NIJOLÉ MILIAUSKAITÉ: UN POEMA





NIJOLÉ MILIAUSKAITÉ: UN POEMA


Eres como un pedazo de ámbar avizorado al azar
por ojos desgastados, entre algas marinas,
tras largos, cansados paseos
tan grande y pesado que no se puede creer: ¿será verdad?
hay que limpiarte bien
pulirte
para que irradies luz y calor
despertar
la belleza extraña, alarmante
olor a ámbar al abrir el cajón
eres el único objeto de valor que nadie, nunca
podrá quitarnos, oh pasado.



en "Prohibido entrar", Soc. de Cultura Valle-Inclán, Ferrol, 2003. Trad. del lituano, Biruté Ciplijauskaité.
A través de Jonio González.

martes, 2 de julio de 2024

"Cartas a Kafka", la mirada de Luis Francisco Pérez.



Del 22 de junio al 21 de setiembre de 2024
De 10 a 22 horas de lunes a sábado
Del 27 de julio al 27 de agosto, cerrado


"Una exposición, en verdad, muy interesante de mirar y de pensar"

Un texto de Luis Francisco Pérez sobre "Cartas a Kafka"


“Cartas a Kafka”, colectiva de cuatro artistas en Cafebrería ad Hoc, Madrid

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"Podemos calificar esta exposición -comisariada por Jesús Gironés y que reúne obras de cuatro artistas- de homenaje a Kafka en el centenario de su muerte. En base a ello, sería demasiado fácil y previsible hacer uso del adjetivo “kafkiano” como correlato imprescindible en el devenir artístico de las obras presentadas, y no es porque este encadenamiento no esté -directa o indirectamente, en mayor o menor medida- presente en la muestra, sino al hecho de que estas “Cartas a Kafka” deben más a Freud que al genial escritor de Praga. Es decir, son deudoras (y herederas), por una parte, de los múltiples juegos surrealistas, de filiación freudiana, desde un plano puramente artístico o de ”Historia del Arte”; y por otro introducen, en el devenir plástico/expresivo de lo seleccionado por el comisario, el argumento conocido como “Unheimlich”, con el cual Freud ponía el foco de atención en la inquietante extrañeza de aquello que aún debiendo permanecer oculto sale a luz y se manifiesta sin ocultamiento alguno de su parte más siniestra u ominosa.

A partir de estas cualidades, rasgos o condiciones, es cuando la exposición adquiere una interesante y rara estructura, compartida por los artistas, desde una consideración de la fantasía en tanto que ficción que no está fuera de la realidad, sino engarzada en los rincones y recovecos de la memoria personal, familiar y privada. Así sucede en los pequeños collages -y el que sean de reducidas dimensiones es un acierto: provienen de un bajo fondo íntimo, sentimental y afectivo- de Florencia Kettner, muy buena “lectora”, por lo demás, de los collages de Grete Stern. O en la narrativa secuencia, en verdad inquietante, de las “situaciones” creadas por Pepe Domínguez que parecen relatos apócrifos de Kafka. O en la bronca gestualidad de los grabados de Mariana Laín, que poseen la misma cruel indiferencia de los personajes secundarios que aparecen en sus principales novelas. Al igual que sucede en las delicadas y un tanto delirantes estructuras de gestualidad abstracta de Pepe Medina, que cuanto más se miran más extrañas figuraciones aparecen. Una exposición, en verdad, muy interesante de mirar y de pensar".

Luis Francisco Pérez






Pepe Medina






Florencia Kettner








Mariana Laín






Pepe Domínguez






Kafka en Cafebrería ad Hoc

“Cartas a Kafka”


La carta de las nubes a la arena:

la sombra lo es por un rato.

Al otro lado de nosotras

el día nunca muere.

Doris Kareva

Traducción del inglés al castellano; Jonio González


Mi relación con Kafka se debate entre el horror y el desasosiego, que me produjo en mi juventud leer “La metamorfósis” y el extraño placer de leer su cuento “El buitre” para mi clase Literatura Universal Contemporánea en la facultad, impartida por Mercedes Gómez del Manzano, la profesora a la que también le debo “Eros”, de Clara Janés. 

No me ha extrañado descubrir ahora la lectura de Kafka a partir de Foucault y su clarividencia en textos como “Las relaciones de poder penetran en los cuerpos”. Ni tampoco el interés de Judit Butler por los dibujos de Kafka y todos los problemas que acarreó su propiedad y su salida a la luz.

No deja de sorprender que la obra de Kafka podría haber sido quemada, y no en un campo de concentración, sino por las instrucciones de Kafka a Max Brod, el amigo al que regalaba las piedras que llevaba en sus bolsillos para tranquilizarse, y le decía que su amor por él era tan fuerte como ellas pero mucho mas grande.

Cuando Lola Vivas me propuso organizar una exposición para su espacio en el centenario de la muerte de Kafka, a partir de la “Carta al padre”, me puse a pensar en los artistas. Cuatro, me dijo. 

Tras algunas dudas, que una selección siempre exige, incluso en mis colectivas multitudinarias, me decidí por cuatro creadores cuya trayectoria rigurosa y comprometida sigo hace años: Pepe Domínguez, Mariana Laín, Florencia Kettner y Pepe Medina. A ellos les lancé la propuesta de enfrentarse a la obra de Kafka en lo que al final he dado en llamar “Cartas a Kafka”. Su acercamiento a una obra universal, que ha dado lugar al adjetivo “kafkiano” que todos conocemos y usamos. Recuerdo su eco en la voz de mi madre.

Kafka, una obra tan viva hoy en día, y parecía condenada a desaparecer. Pero él dió en nombrar el desasosiego del hombre contemporáneo, con Stefan Zweig o Virginia Woolf.

Jesús Gironés, 3 de junio de 2024, Pozuelo

 de Alarcón

Artistas invitados:

EL BUITRE

Franz Kafka 

Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya me había destrozado los zapatos y los calcetines, y ahora ya me picoteaba los pies. Siempre daba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego continuaba su obra. Llegó un señor, se quedó mirando un momento y me preguntó por qué aguantaba yo al buitre. -Estoy desamparado -le dije-; llegó y comenzó a darme picotazos; yo traté de espantarlo y hasta pensé torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy salvajes y quería írseme a la cara. Decidí sacrificar mis pies; ahora casi me los ha destrozado. -No se deje sacrificar -dijo el señor-; basta un tiro y el buitre se terminó. -¿Cree usted? -pregunté-, ¿quiere ayudarme en este trance? -Con mucho gusto -dijo el señor-; sólo tengo ir a casa a buscar el revólver, ¿podrá usted aguantar media hora más? -No lo sé -respondí, y por un momento quedé rígido de dolor; luego añadí-: por favor, inténtelo de todas maneras. -Bien -respondió el señor-, voy a apurarme con mi revólver. El buitre había escuchado con calma nuestro diálogo, mirándonos al señor y a mí. De repente me di cuenta que había entendido todo; voló un poco, retrocedió para darse el impulso necesario, y como un atleta que arroja la jabalina ensartó el pico en mi boca, hasta el fondo. Al caer de espaldas sentí como me liberaban; que en mi sangre, que llenaba todas las profundidades y que rebasaba todos los límites, el buitre, inexorablemente, se ahogaría.










 






La inauguración:






















Críticas/opiniones:









Rosa Chacel


 

 "Tengo que repetirme y machacar sin descanso, porque nos llega la confidencia del que se queja de no ser amado y ¿con qué podemos aplacarle, si lo único que le pasa  es que no es amado?".


Rosa Chacel

Acrópolis