Madrid, 29 de junio de 2011.
Me llevé toda una sorpresa al escuchar mis poemas y mi poética en la radio. Publicados en la antología Blanco Nuclear, de Luis Pino (Ediciones Sial).
Lo comparto para el recuerdo y la memoria,
Gracias a Esther Abellán, Bego Rodríguez y su programa Conectados en la noche.
http://vocaroo.com/i/s1UFR7swV8vZ
(POÉTICA)
Si
busco en mi memoria poética aparece deslumbrante la “Sonata de
primavera” de Valle-Inclán, el verano que vinimos a vivir a
Pozuelo de Alarcón. Mi padre me intentaba transmitir su pasión
por Espronceda y Rubén Darío, sin comprenderle del todo. Ana María
Matute: “La torre vigía” y “Los niños tontos”. Bueno, toda
ella. Lorca, Cernuda. Juan Ramón Jiménez. Jaime Gil de Biedma,
Gamoneda. Sylvia Plath. Gloria Fuertes. El “Hiperión” de
Hölderlin. Los poemas de Heinrich Böll. Ángeles Navarro
Guzmán, tras descubrir su “A la sombra de la ciudad enamorada”.
Los “miércoles de crimen” con Mario Merlino. Escuchar a Emilio
Sanz de Soto.
También
hay películas: “Reflejos en un ojo dorado”, de Huston. O “El
diablo probablemente”, de Bresson.
Las
idas a Ortigosa de Cameros. O la casa de mis abuelos, en la calle
Toledo 27.
Todo
lo que sigo sin entender. Todo lo que me excita y me sorprende y me
hace intuir el niño del que no tengo memoria.
Ah…
y cuando en “El Prado”, de los Taviani, Isabella Rossellini
dice: “Y sin embargo creo en la felicidad, porque la he
experimentado y sé que existe”.
1
Un
cinturón de judo
fue
tu último collar
cuando
ya te habías deshecho de todas las galas
y
morir era la única obsesión.
Nadie
a quién dirigir la mirada más hermosa,
ningún
sueño al que dedicar las horas.
Te
pusiste el último collar
y
tu rostro definitivo
fue
el de la desesperación.
2
Eras
una flor y muchas
y
tú misma te surtías de jugos
y
manantiales asombrosos.
Yo
te abrazaba
y
me sabía floreciendo
de
delicias extrañas y nuevas.
Todo
eran sorpresas
y
nada me sorprendía
.
Aquella
sabiduría
de
cuando aún no estaba prohibido
el
amor entre hermanos.
3
Retirabas
mi mano
para
volver al principio
Casi
unidos sueño y realidad
Nos
dormimos
Cancion
de cuna
eran
las caricias
Din, dan;
din, dan…
La casa de mis abuelos maternos. Calle de Toledo, 27. Madrid.
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