José Hernández, Margarita de Lucas, Antonio de Navascués, Jesús Gironés.
Sentados: Emilio Sanz de Soto y Ana Marzoa.
Presentación de ST Libro Objeto A Cernuda. Galería Edurne, 2 de diciembre de 2002
Hoy se cumplen 10 años de la desaparición de Emilio Sanz de Soto.
Recupero el breve artículo que publiqué en Diario de Pozuelo.
Emilio Sanz de Soto
Ya decía Larra que escribir en España era llorar, y claro, organizar exposiciones aún peor. Vino en mi ayuda Ramón Gómez de la Serna cuando habla de 'los lunáticos que cometen actos alunados' y comienzo a entenderlo todo, no sin sulfuro y tristeza.
Cuando
escribo estas líneas me llega la noticia de la muerte de Emilio Sanz
de Soto, una de las personas que con mayor placer he escuchado hablar
en mi vida. Oírle era un arrebato pasional, escuchar historias que
nunca habías oído y siempre contadas de una forma
fascinante.
Recuerdo la última conversación en la fiesta de la Residencia de Estudiantes, contándole a Laura García Lorca historias de su tío Federico que ella no sabía. O unas semanas después, en su casa con David Trullo, disfrutando una vez más de sus recuerdos, consejos y vivencias, cuando nos contó que Buñuel casi le había hecho llorar diciéndole que nadie vivo le recordaba tanto a Lorca como él.
Emilio, aristócrata irrepetible; el amigo de Jane Bowles: al que Picasso le mandaba el chófer para buscarle en pleno mayo del 68; el de las Fiestas de Bárbara Hutton, el mentor de un luego agradecido y generoso José Hernández; el de la galería Clan.
Nunca agradeceré bastante a Cecilia Bergamín el haberle conocido. O las presentaciones de Juan Gómez y ST Libro Objeto A Cernuda, con Ana Marzoa en la galería Edurne...
Que antes que nos salve la luna esperemos algo de los hombres.
Recuerdo la última conversación en la fiesta de la Residencia de Estudiantes, contándole a Laura García Lorca historias de su tío Federico que ella no sabía. O unas semanas después, en su casa con David Trullo, disfrutando una vez más de sus recuerdos, consejos y vivencias, cuando nos contó que Buñuel casi le había hecho llorar diciéndole que nadie vivo le recordaba tanto a Lorca como él.
Emilio, aristócrata irrepetible; el amigo de Jane Bowles: al que Picasso le mandaba el chófer para buscarle en pleno mayo del 68; el de las Fiestas de Bárbara Hutton, el mentor de un luego agradecido y generoso José Hernández; el de la galería Clan.
Nunca agradeceré bastante a Cecilia Bergamín el haberle conocido. O las presentaciones de Juan Gómez y ST Libro Objeto A Cernuda, con Ana Marzoa en la galería Edurne...
Que antes que nos salve la luna esperemos algo de los hombres.
Jesús
Gironés
Texto
publicado en Diario de Pozuelo
jueves
27 de noviembre de 2007
Emilio, Pepe Carleton, Truman Capote, Jane y Paul Bowles
Plaza de Armas, delante del Castillo, en la que aparecen, en segundo plano, Antonio Saura, Luís Buñuel, Emilio Sanz de Soto, Mario Camus y Carlos Saura con una cámara de fotos en las manos. En el suelo, Alberto Portera y José Ayllón. La fotografía esta fechada en Chinchón en el año 1962.
Emilio Sanz de Soto con Jesús Gironés y Ana Marzoa. Galería Edurne.
Jesús Gironés con Emilio Sanz de Soto en la Residencia de Estudiantes. Detrás Javier Maqua.
Jesús Gironés, Almudena Mora, Emilio Sanz de Soto y Ana Marzoa.
David Trullo, Emilio Sanz de Soto y Antonio de Navascués.
Postal del homenaje que hicimos a Emilio Sanz de Soto en El Foro de Pozuelo en 2008. LA fotografía, Emilio de primera comunión.
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