CARMEN LAFORET Y LA CENSURA DE SU MARIDO
A punto de acabar el centenario del nacimiento de Carmen Laforet, poco o nada he leído del lamentable papel de su marido como censor de su obra.
Emilio Sanz de Soto me contó una tarde como Carmen Laforet le dió una novela para leer. Eran los años de Tánger. Emilio quedó entusiasmado. Se refirió a ella como la que hubiera sido la primera novela lésbica en castellano, al menos que él conociese.
Pocos días después se la volvió a enseñar destrozada, llena de tachaduras rojas. Era la corrección de su marido.
Emilio todavía lo contaba con la pena de lo que sintió como una pérdida irreparable.
Aquí unas anécdotas sobre Carmen Laforet y Emilio Sanz de Soto en Tánger:
CARMEN LAFORET EN TÁNGER
Carmen Laforet fue una autora que siempre estuvo cubierta de un halo de misterio, en parte por el fulgurante éxito de su primera novela Nada y su retiro posterior, dedicada al cuidado de sus cinco hijos. Logró publicar otros textos, como La isla y los demonios, La mujer nueva, La insolación o Los días, pero siempre pesó sobre ella la genialidad de la primera, que nunca pudo superar. Sin embargo, Laforet era una mujer valiente, independiente y de una personalidad arrolladora.
Uno de los episodios menos conocidos de su vida es su estancia en Tánger, al lado de Paul y Jane Bowles, periodo que se narra en el libro de Rocío Rojas-Marcos Tánger, segunda patria, publicado en 2015, y donde se da cuenta del homenaje que le brindaron el 6 de septiembre de 1959, en el Club Gandori, Josep Andreu Abelló, Paul Bowles, Mohamed Omar Hajoui, Julio Ramis, Asís Viladevall, Herbert Southworth, los condes Charles de Breteuil y Piero Toni, los condes de Fuente el Salce, Paolo D. Occhipinti y Emilio Sanz de Soto. Sanz de Soto hizo un elogio del valor literario de la novela Nada y del aire fresco que su obra había traído a la novela española así como su influencia en la juventud de aquella época que soportaba la triste situación política y moral de la España franquista. Esto provocó que el corresponsal del diario Pueblo en Tánger, José Ramón Alonso, interrumpió su alocución poniéndose en pie y gritándole: “Usted es un hijo de la gran puta, y todos los que piensen como usted son también unos hijos de puta. Y deberían levantarse e irse como yo”, a lo cual el cónsul, también presente en el acto, declaró que podían continuar el acto bajo su absoluta responsabilidad. En ese entonces Tánger era una ciudad cosmopolita y abierta, en contraste con la censura española.
Carmen Laforet llegó a Tánger porque su marido Manuel Cerezales fue nombrado en 1957 director del diario España de esta ciudad marroquí.
Laforet permaneció tres años en Tánger, entre 1959 y 1961, fue uno de los periodos más felices, es conocida la pasión viajera de la autora, y así como su estancia en Roma consolidó su amistad con el poeta Rafael Alberti, la estancia en Tánger le brindó la amistad de escritores y artistas locales integrantes de esa "generación de tierra de nadie", como la llamó Emilio Sanz de Soto. Jane Bowles, dijo de ella que "tenía el encanto irreal de las hadas", e incluso fue fotografiada por Cecil Beaton.
[Publicado en facebook el 28 de diciembre de 202]
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