Autorretrato
Patricia Mateo: de la ironía, el placer y el oficio.
Patricia Mateo expone “Pretéritos imperfectos” en Cafebrería ad Hoc hasta el sábado 25 de junio de 2022. Una colección de pinturas en las que el clasicismo y el humor, el Museo del Prado y las historietas de Ibañez van de la mano.
Al final me cuesta más escribir sobre su obra de lo que pensaba. Quizá porque no le hacen falta palabras, y se disfruta sola. Nos hace pensar en silencio. Esa Torre de Babel a modo de 13, Rue del Percebe, recreando a Grimmer. O el retrato de una infanta de Juan de Flandes, que luce unos pendientes sorprendentes. Y no solo. O que decir de esa balsa abandonada a su suerte y a su muerte, tan terriblemente actual, con unos compañeros de viaje que no se sabe si tienen bastante con lo suyo… porque socorro no parece que vayan a prestar.
Has sido tú“Patricia Mateo se presenta como una ciudadana de las cortes europeas que tiene el raro privilegio de divisar entre bambalinas la labor de los grandes maestros. La conjunción de tiempos pasados con el presente, desmonta, como se viene haciendo desde antiguo, la seriedad de las reputadas pinturas, producto de grandes colecciones reales donde la seriedad se establece como dogma. El más grande arte clásico e internacional digerido por la castiza madrileña”, cuenta certeramente Idoia Hormaza, en la página de la artista:
Azarosos tiempos para los que el humor es un antídoto, una forma de pensar. De concebir el mundo y el oficio de pintar. Junto con el amor a los clásicos, que Patricia siempre interpreta.
Me ha venido a la memoria el trabajo de Nono Bandera, en su etapa de Utopía Parkway, aquel maravilloso catálogo/álbum de cromos. El artista trabajaba con obras de pintores desconocidos o aficionados y los manipulaba pictóricamente, dando otra vida al cuadro, convirtiéndolos en arte.
Un proceso similar, aunque Mateo bebe de las fuentes de la pintura, con una interpretación contemporánea que engaña al ojo, o más bien le hace cómplice.
«Yo siempre me tiro a la piscina y luego miro si hay agua», le contaba a Nerea Chicote para el ABC Cultural. Frase que de otra manera me adjudicó David Trullo hace bastantes años: -Tú, cuando la piscina está llena, metes un pie, y cuando está vacía te tiras de cabeza. Así andábamos. Arte y vida, vida y arte.
Patricia Mateo conoció a Roberto González Fernández, cuando ella comenzó a prepararse para entrar en Bellas Artes y sin duda a los dos les une una inmensa capacidad de trabajo, que en el caso de Patricia solo han interrumpido avatares biográficos.
Una de las cosas que me interesa de sus obras, de esa doble lectura, es que hay que acercarse para descubrirla. De lejos. en una casa, en una exposición, en un museo, hay que acercarse para entrar en el juego.
Escribió Max Aub: "Arte: la inteligencia, la transcendencia, la penetración, la vida convertida, para que la huelan, la adivinen, la recreen los que la merecen. Y nada del arte por el arte, sino el arte por la vida, tras dar la vida por el arte. Decir lo que no se puede decir. El arte: creación o no es". Así Patricia Mateo con su metalenguaje, su meta arte. ¿Porque además, quién puede hoy llevarse un cuadro del Museo a casa?
Jesús Gironés
Pozuelo de Alarcón
Junio 2022
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Houston tenemos un problema
Dos obras de Nono Bandera.
Una divertida Última Cena de Patricia Mateo. Un cuadro catártico en muchos aspectos. de unos tiempos que ya no volverán. Empezaba la segunda década del 2000.
Vista parcial de "Pretéritos imperfectos" de Patricia Mateo en Cafebrería ad Hoc
Pánico en la Abadía
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