viernes, 8 de abril de 2016



Como por arte de magia...
Loreto Pozuelo



Lo bueno que tiene la obra de Loreto Pozuelo es que se explica sola. Por eso no hay dos cuadros iguales, como no hay dos gotas de agua iguales. En la gran tradición española de Buñuel o Dalí, de Ángeles Santos o Maruja Mallo, ella mira a la realidad como no puede ser de otra forma: dándole la vuelta para que se vea como es.
Es el juego muy serio de mirarlo todo como si fuese una broma, de buscarle tres pies al gato, un poco como a hachazos visuales algunas veces. ¿Ves ésto? Pues ahora verás. Y la artista, como buena prestidigitadora va asombrándonos con su arte de birlibirloque, como solo los buenos magos saben hacer, mantenernos con la boca abierta con sus apariciones y desapariciones.
Como por arte de magia... podría ser una de las recetas que aplicamos a la pintora. Y siempre tiene algo mágico el arte que no teme decir su nombre. Y siempre hay una llamada al juego, a la mirada lúcida de los niños que preguntan en voz alta, porque piensan y no les gusta comulgar con ruedas de molino, sapos o culebras. Los viejos cuentos encierran tanta sabiduría.
La obra de Loreto Pozuelo está llena de deslumbramientos, muchos compartidos con amigos, desconocidos, espectadores, coleccionistas. Como se declaraba Nacho Casares: “Soy rendido admirador. En Loreto siempre hay dobles y triples lecturas. Nada es lo que parece que da la sensación de que se revela algo concreto”.


Jesús Gironés
Pozuelo de Alarcón, marzo 2016



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