Mesa Esteban Drake
El alma de la pintura
Ha quedado la ruina intacta
levantamos lejos
nuestras nuevas ciudades
ay, pero no arrancamos
el jacinto del escombro a tiempo
ni salvamos la silla de mimbre
y por eso volvemos
llanto a llanto
a remover las cenizas
Luis Martínez Drake
Hay artistas de los que elogiamos su eterna juventud, su capacidad de renovación, siguiendo quizá contra natura la velocidad del tiempo.
Sin embargo lo que me sorprendió al entrar en la galería Orfila es la fidelidad de Mesa a su proyecto, la depuración que ha conseguido en su último trabajo, y esa belleza entre mística y romántica.
No se si ha sido el mar de Cornide el que ha llenado de lucidez, de diálogo consigo misma, elevando sus aciertos. Mesa se ha llenado del mar de Byron, Friedrich, de Kavafis. La vida y sus experiencias han conseguido que la pintura sea alma. Más que nunca. El bello poema que encabeza la exposición, que habla de la nostalgia de lo perdido, de lo irrecuperable -”Por eso, muchacho, no partas ahora/ Soñando el regreso-” nos avisaba la canción.
Mesa Drake rescata la ceniza y el mimbre, siendo actual ella, y su pintura nos habla de la vitalidad de ese mar, siempre rompiendo, siempre vivo. De la vitalidad de su pintura, de su perfección, de su sabiduría.
“El mar, y nada más”, escribió Cernuda.
“El mar es un olvido (…)
Sobre espaldas oscuras
las olas van gozando”.
Una pintura plena de forma, de sutileza, de belleza. De aciertos, a veces perturbadora en su magnificencia, y en su aparente sencillez, en su purificación. Y todo lo da su necesidad de pintar.
Hay también una serie de obras más enigmáticas, que huyeron de ser marinas y son paisajes llenos de misterio.
Gracias Mesa por esta exposición, por tu alegría y generosidad con la pintura.
Jesús Gironés
30/31 de enero 2025
Pozuelo de Alarcón
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