viernes, 14 de julio de 2023

HABLO CON GLORIA FUERTES FRENTE AL WASHINGTON BRIDGE

 



HABLO CON GLORIA FUERTES FRENTE AL WASHINGTON BRIDGE

Pasea con el luto de viuda de sí misma,
payasa, miliciana,
entre los arces plateados de New Jersey
(o tal vez sean pinos, encinas, jaras y retamas
de Chozas de Sierra... Yo ya no sé).
La navaja del río corta pan y tomate
de la tarde que se evapora.
Don Gil, Jilguero de las calzas verdes,
asado con madera del cajón de la portería,
miraba compasivo
cómo acunan tus brazos esqueléticos,
mientras dan de mamar a la guerra de nunca,
teta arrugada, guerra guerreada,
y todo lo demás.
Y todo blanco y negro. Y desvaído.
Un hombre levantaba su cabeza de ortiga
en el menesteroso anochecer.
Mendigos con fusiles (que yo los vi pasar
porque tú los mirabas).
Y niños muertos que esquivabas para no pisarlos
en la calle de Atocha
(nunca los vi ni quise verlos),
y aquel puente estrechísimo que no es el más con más
de Nueva York, sino de nieve y de cellisca,
(yo lo he visto, y lo veo, y seguiré viéndolo,
con las mujeres de ébano y marfil arrugado,
porque era entonces todo blanco y negro).
Y ahora vuelve sin Filis, cabalgando su cáncer,
¡hasta mañana, Filis!
Más tarde, en tu memoria cristalizaban sombras,
entre los rascacielos de acero y miel:
sombras de mondas de patatas
que has olvidado, pues no quieres morir,
no queremos morir,
y fachadas de catedrales bordadas de palomas,
y que mañana no será otro día,
y otra sombra resbalando sobre una lágrima,
enhebrando una aguja, zurciendo una bufanda
a la sombra de una lenteja.
JOSÉ HIERRO
Cuaderno de Nueva York.






Gloria Fuertes y Phyllis Turnbull

Ana Marzoa





ASIA MARTÍN (Realización, vídeo, montaje y fotografías) JUAN ANTONIO CARBAJO (Guion y redacción) Ana Marzoa, nieta de inmigrantes de Sada (A Coruña) y Pontevedra, lleva 51 años en España, un país que hizo suyo inmediatamente porque no necesariamente se es de donde se nace, piensa convencida. De Buenos Aires le quedan los recuerdos de una infancia en la que muy pronto se topó con su vocación. Fue a los 7 años, deslumbrada por un disco de los Nocturnos de Chopin que llegó a casa bajo el brazo de su padre, sastre. “Sentí una emoción tan grande, fue una conmoción. Ahí nació”. Años después, ya convertida en actriz, la casa familiar sería el escenario de lo que ella considera su lección magistral. Su madre, Emma, y su tía Sofia bailando un tango de Osvaldo Pugliese “con los ojos cerrados, como si fueran las jovencitas de antaño. En ese baile estaba toda su vida, lo que habían sido y lo que pudieron ser. Bailaban para ellas, no para los demás, que es lo que tiene que hacer un actor. Y dije: es una lección magistral”.





martes, 7 de marzo de 2023

Orkatz Arriaga Magunacelaya. Una fotografía.

 



Descenso al sótano.

"La escalera que va al sótano se baja siempre. La escalera que va al desván se sube siempre".

Gaston Bachelard, La poética del espacio.


Orkatz web

Orkatz instagram


sábado, 4 de marzo de 2023

 

OLGA VOTSI: DE LAS FUENTES

Todos quieren beber de las fuentes.
Uno empuja al otro al abismo
y el ansia secreta brilla como un cuchillo en la noche.
Todos han arrojado
a los pozos a alguien vivo
y han tapado con las manos el horror.
Deseos intactos que no salen a la luz.
Sólo el sueño libera la boca
y escuchamos los ladridos del bosque,
nos detenemos en sus lindes
y temblamos.







Fotografía: Eki Gracia
Traducción de Horacio Castillo en "Poesía griega moderna", Vinciguerra, Buenos Aires, 1997. Olga Votsi (Όλγα Βότση, El Pireo, Grecia, 1922-Atenas, Grecia, 1998 / Vigla)
A través de Jonio González

viernes, 3 de marzo de 2023

ÁNGEL VÁZQUEZ/ La vida perra de Juanita Narboni

 En setiembre de 2016, publiqué una entrada sobre los 40 años de La vida perra de Juanita Narboni, la novela de Ángel Vázquez. Contaba como Emilio Sanz de Soto me habló de ella nada más conocerle, y al leerla quedé fascinado.


Hoy, sin querer he borrado la entrada, pero todos salimos ganando al reproducir este excelente texto.





LA VIDA PERRA DE ÁNGEL VÁZQUEZ MOLINA, UN ESCRITOR MALDITO


Si hay algo que no mencionan las guías de Tánger es que La vida perra de Juanita Narboni, obra cumbre del hispano-tangerino Vázquez Molina, es una de las mejores  y más originales novelas de la literatura castellana del siglo XX. Tampoco lo dicen las antologías al uso, y menos aún es citada desde las cátedras de literatura. ¿Tal vez porque su autor ni fue prolífico, ni perteneció al parnaso de las letras hispanas?, ¿porque la novela admite lecturas trasgresoras, desde lo marica, hasta lo bollo, pasando por lo transexual?, ¿o quizás porque su autor fue alcohólico y homosexual? Sea como fuere, Vázquez Molina, considerado como el último escritor maldito de las letras castellanas, construye en su novela un alegato original y bizarro cuya última adaptación a la pantalla, de la mano de Farida Benlyazid, consiguió hacerla popular entre el gran público.



ESA PUTA LLAMADA TÁNGER


Tánger colonial, cosmopolita y seductor. Tierra de nadie y de todos a la vez,  engañosa 'ciudad-mujer'. Escenario que Michael Curtiz plasmara en su filme Casablanca. Personajes del mundo anglosajón, como los Bowles, habían desembarcado en aquella ciudad de las mil y una noches para pasar unas horas, y se quedaron a vivir en ella medio siglo casi. También allí, un joven Delacroix descubriría la luz, mucho antes de que Matisse se perdiera absorto entre el laberinto multicolor de su vieja medina. Y de que Truman CapoteJean GenetTennessee Williams William Borroughs transitaran las esquinas de aquella urbe decadente en busca de chicos y de hachís. 


De Tánger surgieron escritores e intelectuales españoles importantes, como Plácido Fernández, Emilio Sanz de Soto o Carlos Sáenz de Tejada. También García LorcaJacinto BenaventeRafael AlbertiVicente AleixandreLuis CernudaJuan Goytisolo Carmen Laforet quedaron enganchados a ella durante las  temporadas más o menos prolongadas que pasaron allí.


En aquella misma puta llamada Tánger (como la nombraba cariñosamente el mismo creador de Juanita Narboni), vieja ciudad atestada de rameras, homosexuales, drogadictos y artistas expatriados, Ángel Vázquez Molina, entre faldas y sombreros, abría sus ojos al mundo la noche del 3 de junio de 1929.



ENTRE FALDAS Y SOMBREROS

Ángel  -su verdadero nombre, Antonio, le recordaba al de un torero- había sufrido ya desde la cuna misma el maltrato violento de su padre, Álvaro Vázquez, hombre de oscuro pasado, malagueño probablemente, que le abandonó de pequeño al único cuidado de su madre, Mariquita Molina, nacida en Jubrique (Málaga) en 1899. Desde su infancia, Ángel se refugia en un mundo profundamente femenino, a las faldas de su madre, dueña de una sombrerería muy famosa en la medina de Tánger. El mundo de los chismes de las clientas, chapurreando la yaquetía, extraña jerga de los sefardíes tangerinos. Vivencias juveniles que le convierten en un niño tímido, introvertido y solitario y le empujan a la literatura como bastión contra su soledad. Ese mundo interior al que más tarde se referirá como sus “habitaciones privadas.”


Tras estudiar en tres colegios distintos (italiano, francés y español), a los 18 años Ángel cuelga los libros para ayudar económicamente a su madre. Va de un empleo en otro, como oficinista, vendedor de librería, colaborador ocasional del diario España, o secretario de un bufete jurídico. En sus ratos libres, devora incansable toda clase de libros, mientras surge en él una irrefrenable necesidad de expresarse por escrito. Así transcurre su vida, entre bares, garitos y bibliotecas, que le permiten evadirse de su asfixiante realidad personal.


A Ángel Vázquez tan pronto se le ve asiduo de los cócteles más glamurosos, ofrecidos por Barbara Hutton o sus amigos Paul Jane Bowles, como frecuentando los lugares más apartados de la noche tangerina. Su afición a la bebida y a los tugurios le acercó a otros hombres que también buscaban amores prohibidos y fugaces, como el caso de William Borrough, con quien compartió más de una barra en los garitos de Tánger.




SE ENCIENDE UNA LUZ

Su precariedad económica se agrava conforme avanza la inminente independencia de Marruecos. Con sus escasos recursos apenas si llega a fin de mes. Tampoco puede abandonar Tánger, ya que de él depende su abuela, ya muy anciana, y su madre enferma. En ese angustioso trance surge su primera novela, de título premonitorio, Se enciende y se apaga una luz, cuya técnica narrativa tanto debe a Virginia Wolf, y ambientada en Tánger. Con ella consigue el Premio Planeta  en el año 1962, un hecho que le anima a seguir escribiendo y le ayuda a tapar algunos agujeros, para sumergirle de nuevo en la vida hermética de siempre. 


Dos años más tarde escribe por encargo su segunda novela, Fiesta para una mujer sola (1964), una obra insuficientemente conocida y valorada, cuya modernidad sigue asombrando a día de hoy. En la novela, boicoteada en la Feria del Libro por la censura franquista, con la connivencia de la crítica, aparece reflejada la contraposición entre aquella rancia España de pandereta, nacionalcatólica y recatada, frente al Tánger multirracial y multicolor, donde el hedonismo y  el amor libre eran moneda corriente. Como afirma su editora Sonia García Soubriet, se trata de “una novela injustamente olvidada que nos descubre una nueva faceta de un escritor y de un mundo que nadie mejor que él nos supo contar”.


Para entonces ya había muerto su abuela y su enferma madre no tardaría mucho en seguirle los pasos. En 1965, acogiéndose a las ayudas del gobierno español, abandona definitivamente Tánger, que ya había dejado de ser aquella ciudad de película. Deambula por distintos lugares de la Piel de Toro -trabaja, por ejemplo, en el censo municipal del pueblo malagueño de Jubrique, que recientemente le declaró hijo adoptivo-, hasta recalar en Madrid, donde le esperan muchos de sus viejos amigos de juventud, como Pilar Eduardo Haro Tecglen, su fiel Antonio Sánchez o el imborrable Emilio Sanz de Soto.


Desarraigado y falto de iniciativa, su vida en la capital oscila precaria de empleo en empleo, de pensión en pensión, de garito en garito... En 1976 escribe su tercera y última novela, La vida perra de Juanita Narboni, que, pese a haber sido seleccionada para el Premio de la Crítica del año 1977, pasa por los anaqueles de las librerías sin pena ni gloria, editada primero por Planeta y reeditada por Seix Barral. Habría que esperar a 1990 para verla recuperada por Virginia Trueba en su excelente edición crítica, publicada por Cátedra.



SE APAGA UNA LUZ

Ángel Vázquez fue un escritor autodidacta y marginal. Novelista genuino y peculiar, a pesar de lo exiguo de su obra, centrada en sus tres novelas ya aludidas, fue además autor de nueve cuentos y una obra dramática inacabada, El verano de las lechuzas (1962). Su novela breve El cuarto de los niños quedó finalista del Premio Sésamo de Novela Corta, en el año 1956.


Los últimos años los pasa Ángel en una casa de huéspedes madrileña, en el número 98 de la calle de Atocha, a la que solía referirse como “la mansión de Drácula”.  Alcohólico, desahuciado y vitalmente acabado, sigue acudiendo a la escritura como último refugio, entre “infusiones de whisky o de tintorro”, según estuviera el bolsillo. Un ataque de corazón acaba con su vida, un 25 de febrero del año 1980. Horas antes, había quemado sus dos últimas novelas, que no llegó a concluir. 




Placa de reconocimiento, en la calle Atocha 98, donde murió.



EL LENGUAJE SINGULAR DE JUANITA NARBONI


La vida perra de Juanita Narboni es una novela sorprendente, estructurada sobre un monólogo lleno de crispación y de amargura, que gravita en tres pilares: el lenguaje tangerino, la vida en el Tánger liberal premarroquí y el universo femenino de la protagonista. Así, Vázquez Molina construye un testimonio impagable sobre el fin de una época: la ineludible y progresiva marroquización de Tánger y la consiguiente diáspora de las familias judías tangerinas, que junto a sus negocios, llevan consigo su peculiar lenguaje, la yaquetía haquetía, ese extraño castellano con mezcla de hebreo y árabe. La novela  constituye así, además, un documento filológico excepcional y de impagable valor.


Juanita, al igual que el mismo Vázquez Molina, se mueve dentro de un universo poliédrico, multifacético, como una hidra emocional en la que todos y todas podemos vernos reflejados. La Juanita quejumbrosa de su hermana (la moderna, la guarra). Juanita la frustrada sexualmente, quejándose de su Adolfito, que la dejó plantada por Pepe el Bombero. La procaz y deslenguada Juanita, la solterona, con sus manías y continuas borracheras, la que aguanta impasible su fiel criada Hamruch. Juanita la políglota, o mejor, la multilingüe, hablando su jerga personal mezcla de andaluz, jaquetía, francés y llanito (ingles gibraltareño).


Las dos versiones cinematográficas que ha tenido la novela, una española de Javier Aguirre, con el título de Vida perra (1982) y la actuación de Esperanza Roy, y la más reciente, hispano-marroquí, en 2005, de la directora Farida Benlyazid, han contribuido, sin duda, a popularizarla cara al público, aunque ninguna de ellas llegue a reflejar toda la enjundia que contiene la novela original.


UN ALMA KAFKIANA


Ángel Vázquez podría haber sido un personaje de Kafka. Desarraigado del mundo exterior y de su propio mundo, al que detestaba y temía, buscó su refugio en la bebida y las drogas, que le hacían olvidar su constante sinvivir. En el año 1966 escribe a su amigo Emilio Sanz de Soto, a quien abre su alma desgarrada: “Yo también soy un corrompido. Sin fe en Dios, egoísta y sin ninguna confianza en mí mismo. Homosexual, alcohólico, drogado, cleptómano...” Tan sólo en algunos momentos gloriosos la literatura lograba sacar de él todo cuanto de bueno atesoraba su interior, y lo hacía de una manera natural, casi sin proponérselo. Por eso fue un escritor tan poco habitual, tan escaso, tan marginal, tan desconocido a fin de cuentas...


En el prólogo de su antología de cuentos, Ángel Vázquez expresa con humor cómo el destino le había jugado una mala pasada desde el mismo momento en que sus ojos se abrieron al mundo, condicionando de alguna manera su apego al alcohol. Su nacimiento prematuro se produjo mientras que la madre de Ángel asistía a una fiesta. La anfitriona, madame Brusson, la emborrachó con champán como anestesia improvisada en el parto. Además, una negra de Larache tuvo que amamantarle durante las primeras semanas, dado que la Sombrerera no podía darle el pecho en condiciones. 


Ángel era homosexual y nunca lo ocultó. Pero tampoco le gustaba su manera de actuar. Tuvo muchos encuentros efímeros, pero ningún amor correspondido. Atrapado en las redes de la prostitución masculina, solía frecuentar los garitos sórdidos y tabernas de mala muerte. Nunca hizo alarde de su inclinación, tal vez porque detestaba la manera de ejercitarla. En una ocasión, envió a su amiga y confidente Jane Bowles la única confesión escrita que tenemos de él sobre la clase de hombres que le gustaban: "Odio a los efebos de esta playa de Tánger, al que el rico turismo anglosajón ha convertido en un prostíbulo dorado y al aire libre. Lo mío son los militares ya maduros y sin graduación, los curas a la española, barrigudos y catetos, y los que riegan las calles de noche encapuchados en sus uniformes amarillos".



Con Emilio Sanz de Soto



HABITACIONES PRIVADAS


Posiblemente Ángel nunca llegó a creerse del todo sus posibilidades como escritor. Él mismo solía decir con ironía que era incapaz de hacer literatura social por ser un hombre pobre, ya que la sociología sólo le interesa a los burgueses. Fue su amiga Jane Bowles, quien compartía con él sentimientos e inquietudes, la primera persona que le convenció de su talento y le animó a tomarse en serio su oficio de escritor. También creyeron en él otros amigos y colegas, como Carmen Laforet, Eduardo Haro o Emilio Sanz de Soto. 


Injustamente olvidado, tras varias décadas, con este sencillo homenaje a su memoria queremos poner nuestro peculiar grano de arena en esa playa de soledades por la que tropezaron los pies descalzos de sus Juanita Narboni, Cristina y otros personajes femeninos inventados por él. A través de todas ellas, Ángel plasmó de una forma singular, valiente y controvertida sus inquietudes, frustraciones y vivencias en un mundo a punto de extinguirse.


Sólo por eso vale la pena recordar y leer a Ángel Vázquez Molina, el último maldito de las letras hispánicas.


A Mariano, amante de hombres y tabernas, 
con mi recuerdo y eterno cariño.



LA VIDA PERRA DE ÁNGEL VÁZQUEZ MOLINA, UN ESCRITOR MALDITO




LA VIDA PERRA/ UN DOCUMENTAL SOBRE ÁNGEL VÁZQUEZ


https://encuentrosconlasletras.blogspot.com/2006/11/la-vida-perra-de-juanita-narboni.html

martes, 28 de febrero de 2023

ADELINE BALDACCHINO: MIRO LOS RESTOS...

 

Adeline Baldacchino


ADELINE BALDACCHINO: MIRO LOS RESTOS...

Miro los restos de la noche en mi taza de café
Rezumo amor por todos los poros
Escribo con mordacidad
Frases que golpean
Contra el día
Que me niega su boca.


________________
en "Celui qui disait non", Fayard, París, 2018. Versión de Eduardo Conde. En la imagen, Adeline Baldacchino (Rillieux-la-Pape, Francia, 1982) por Laura Stevens.
________________
Je fixe les restes de la nuit dans mon bol de café
Je suinte l’amour par tous les pores
Je rédige à l’emporte-pièce
Des phrases qui cognent
Contre le jour

Qui me refuse sa bouche.

Gracias a Jonio González



Jörn Peter-Budesheim



Peter de Potter

Increíble historia de la censura de un poema de Leonard Cohen publicado en facebook por Jonio González:

 


LEONARD COHEN/ EL GENIO

Por ti
seré un judío de gueto
y bailaré
y me pondré medias blancas
en mis piernas torcidas
y envenenaré pozos
por todo el pueblo

Por ti
seré un judío apóstata
y le contaré al padre español
sobre el juramento de sangre
en el Talmud
y dónde están escondidos
los huesos del niño.

Por ti
seré un judío banquero
y llevaré a la ruina
a un viejo orgulloso rey cazador
y terminaré con su linaje.

Por ti
seré un judío de Broadway
y lloraré en teatros
por mi madre
y venderé productos baratos
por debajo del mostrador

Por ti
seré un judío doctor
y buscaré
prepucios en todos los botes de basura
para coserlos de nuevo

Por ti
seré un judío de Dachau
y me acostaré sobre cal
con brazos torcidos
y dolor abotargado
que ninguna mente puede entender

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Traducido por Lucrecia Arcos Alcaraz, 
apareció en la revista "Periódico de poesía", n.º 94 
de noviembre de 2016. 

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The Genius

For you
I will be a ghetto jew
and dance
and put white stockings
on my twisted limbs
and poison wells
across the town

For you
I will be an apostate jew
and tell the Spanish priest
of the blood vow
in the Talmud
and where the bones
of the child are hid

For you
I will be a banker jew
and bring to ruin
a proud old hunting king
and end his line

For you
I will be a Broadway jew
and cry in theatres
for my mother
and sell bargain goods
beneath the counter

For you
I will be a doctor jew
and search
in all the garbage cans for foreskins
to sew back again

For you
I will be a Dachau jew
and lie down in lime
with twisted limbs
and bloated pain
no mind can understand



Increíble historia de la censura de un poema de Leonard Cohen publicado en facebook por Jonio González:






Sobre estereotipos, ironía e inteligencia.
Ayer FB me anunció que restringían mis publicaciones durante 29 días. Recurrí y al parecer han levantado la restricción, pero sin permitir el acceso al texto que la provocó: un poema de Leonard Cohen en el que éste ironiza sobre su condición de judío. FB, o su algoritmo, se justifica con el argumento de que dicha publicación contraviene las "normas comunitarias", que no son otras que las de la propia "comunidad FB", en concreto las referentes al "lenguaje que incita al odio", definido como "el que ataca directamente a las personas" ( no a conceptos o instituciones) mediante "estereotipos perjudiciales". Es decir, que si con tono amable, sin echar mano de improperios, alguien niega, por ejemplo, el Holocausto, no pasa nada; pero si un judío como Cohen ironiza sobre su condición de judío, y al hacerlo pone en evidencia los numerosos prejuicios todavía presentes al respecto en nuestra sociedad, el algoritmo lo censura. En otras palabras, que FB sencillamente confunde con odio el dar a entender lo contrario de lo que se dice, para lo cual, sin duda, se requiere ya no cierta sensibilidad sino lisa y llanamente inteligencia. Eso, o que dicha confusión es la manifestación de esa otra inteligencia que nos controla y nos hace creer que reproduciendo poemas y fotos de gatos somos un poco más libres.





Jonio González © Daniel Mordzinski