MIMY KINET: LA NIÑA
MIMY KINET: LA NIÑA
La artista María Ferrero sintió la necesidad de fotografiar las últimas ruinas de un Pozuelo que estaba condenado hace mucho a desaparecer. Algunos, los menos, sentirán nostalgia de un tiempo que se había detenido e importaba a muy pocos. Apenas la crónica de un derrumbe.
Habla el pozuelero Santiago Auserón a propósito de Semilla del Son de “esa especie de melancolía a la que nos aboca la desaparición de las cosas”. Y eso siento yo al pensar en los últimos derrumbes del Pozuelo de La Poza: el taller de Fernando Luengos, el bar restaurante en que algunas veces comí con él, los desguaces, talleres… Aquellas naves y calles algo fantasmagóricas, donde tiene su cabecera el 656 y que ahora intento recordar en las fotografías de la artista María Ferrero.
Los últimos restos de una de las partes más humildes y proletarias del pueblo que se resistía a ser engullido por la ciudad. Recuerdo en los setenta, al principio de venir a vivir, los veranos en que se cortaba el agua y había que bajar con garrafas a La Poza. Recuerdo aperitivos, comidas y tardes de tapas y cervezas; las visitas al taller de Fernando, la herrería convertida en el taller del escultor; la casa a la que acompañé alguna noche a Marcos Picazo. La mayoría de las historias del barrio me las contaba Enrique Sánchez Leal, que se las conocía todas.
Últimamente miraba más desde enfrente, que el autobús ahora lo cojo poco. Ahora se hablaba más de José Mercé, que se había hecho pozuelero, y tenía rincón fijo en los hermanos. Ya le había dicho a Martín-Crespo tiempo atrás: -Alcalde, búscame una casa en tu pueblo, que aquí se tiene que vivir bien…
Las fotos de María Ferrero dan testimonio de un no lugar. Ya nada quedará, los nuevos edificios empezarán a construirse. La nueva ciudad que hace mucho comenzó a ser Pozuelo traerá diferentes vecinos que poco querrán saber. Nuevas vidas comenzarán bajo el mismo cielo. Quizá los antiguos lavaderos sean por fin rehabilitados dignamente, y los vecinos harán alguna excursión, y los niños se sorprenderán tanto que hubiese un tiempo sin lavadoras, como se asombran al descubrir que la leche no viene del tetra-brick, sino de las vacas.
María Ferrero sintió la necesidad de ser testigo. Salir de su estudio, con nocturnidad y lealtad. ¿Para qué sirve la fotografía, el arte, el testimonio? Las últimas sombras, las ruinas de un Pozuelo que ya hace tiempo que no existía, excepto para la especulación inmobiliaria. Si no se salvaron los elegantes hoteles y fincas de veraneo, no lo iba a hacer una de las zonas humildes. De fondo, la agonía de algunas familias que no fueron previsoras, que creyeron que todo seguiría igual para siempre.
La nueva ciudad crecerá entre los escombros.
“A mi me lleva el aire siempre a tu vera, siempre a tu vera… Con lo que te quiero yo”, canta José Mercé de fondo, mientras miro los derrumbes y me despido. Han quedado los árboles, lo que no deja de ser maravilloso.
Jesús Gironés
Texto publicado en La Voz de Pozuelo, 12 de diciembre 2019
Fotografías: María Ferrero
Eva Hiernaux
Hay tantos veranos como infancias. El verano tiene algo de tierra de nadie, de ruptura de la rutina, más del lado del ocio que del estudio o del trabajo. Es un tiempo en que el tiempo se deshace. Propicio a la aventura y a la lectura, a la imaginación. A descubrir nuevas realidades.
Una propuesta abierta a 42 artistas: fotografía. pintura, dibujo, collage, obra digital o escultura. Una exposición que reivindica un tiempo de encuentro, de fiesta, de reunión, de nocturnidad y alevosía.
La danza del arte que es la danza de la vida, y de la muerte. Veranos de Moravia, de Gloria Fuertes, de Williams, de Ana María Matute… De zarzaparrilla, cócteles, sangrías y cerveza. De amores de espuma y campos dorados.
DANZA DE VERANO
una exposición de Jesús Gironés
para Cafebrería ad Hoc
julio. agosto, setiembre 2022
Morandi pasaba los veranos en Grizzana. Era
un enamorado de su paisaje. Casi todos los
paisajes que se conocen del pintor son de esa
zona de la campiña italiana.
Cuando por fín tuvo dinero pudo construirse su
propia casa. Esta es ahora un pequeño museo en
el que se pueden ver sus objetos casi como él
los tenía cuando la habitaba.
Pinté este pequeño acrílico como parte de una
serie de casa de artistas dentro de mi proyecto
de Reliquias.
el ángel exterminador
Isabel López @venkatesulu
Ama mi caos
El final del verano
Horse with parásitos in the intestine
2020
José Luis López Moral
No time Series
Alvar Haro
Baño de noche o útima brisa de verano
2022
Saleta Rosón
KOLMANSKOP XIX
Mirando al sur
Mila Rodero
Asturias, patria querida
Jonay García Albacete
Street stall
Florencia Kettner
Fuwafuwa
Juan Gómez Sanz
Del azar a la belleza I
Javier Gerada
Madre, tanto me ha cambiado el mundo?
Montserrat Gómez-Osuna
Bodegón con biquini
Illán Argüello
MANTIS ARDIENTE CON SOL NEGRO
Mesa Esteban Drake
Che Marchesi
Beso de raya.
Título de serie: DE RERUM NATURA Lugar: Portugal
Año: 2021
Aníbal Merlo
_*Prueba para un fotolibro aún sin título*_
2022
Carlos Sánchez
Palabras como flores, 2019
Endrino
Postales desde la memoria. Doniños
César Fernández Arias
Dafne Artigot
Nuestra Señora de los Cyborg
Roberto González Fernández
HN-02 Bucha.
2022
Patricia Mateo
Tardes interrumpidas de verano (o Tardes de verano interrumpidas)
2022
Nacho Caasares
Óscar Seco
Luis Pérez Calvo
Mareta Espinosa
Salvo
2022
Agar Blasco
Espacio cerrado
Breathing rate I
2019
Bendita Menopausia
2021
Bordado gráfico sobre servilleta enmohecida
Descripción Aprovechando el moho que salió en una servilleta , bordado de la misma durante momentos críticos de los síntomas de la menopausia (insomnio, inquietud... ) con el fin de contrarrestarlos mediante el bordado como actividad terapéutica y de toma de conciencia.