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martes, 15 de marzo de 2022

Fátima Fortea


                                          

                                                  Fátima, Madrid, 2004

Fátima Fortea de León (20 de marzo de 1957, Puerto de la Cruz. Tenerife, Islas Canarias/ 11 de marzo, 2022, Madrid).

Fátima Fortea fotografiada por Jesús Gironés en La Central de Callao. Marzo 2011.


"Una tierra que nos desea leve, ligera, amable, protectora, "Sit tibi terra levis", el epitafio latino, se convierte en un hermoso deseo de trascendencia, de preservación para siempre, a través del arte, de todos los agujeros negros de la vida".

Luz Darriba




"Belleza y dolor se encastran hasta confundirse. Este es el sentido que la ambigüedad otorga a la obra de Fátima Fortea, Tornillo o espina, dolores que como la agitación del mar intentan encontrar la manera de transformarse en esa belleza contra la que arremete en vano la fatalidad. "Tal vez la belleza no de toda su medida mas que a ese precio", escribió, una vez más, André Breton.

Ramón Mayrata.


Texto con motivo de su exposición en el Museo Municipal de Orense. Mayo 2011:

De un finisterre a otro

Fátima Fortea ha llenado este año el Museo Municipal de Orense con su instalación multidisciplinar "Sit tibi terra levis" ("Que la tierra te sea leve"). El mural "Fondo" instalado en 2003 en el aeropuerto Reina Sofía es la única pieza expuesta en su isla por la artista tinerfeña, quien reside desde hace siete años en Galicia.




J. A. D., Santa Cruz de Tenerife
El día. La opinión de Tenerife.

2011-08-21

Fátima Fortea (Puerto de la Cruz, 1957) es un caso excepcional dentro del arte canario contemporáneo. La singularidad radica no tanto en la naturaleza de su obra, arriesgada y sugestiva, como en el hecho de que siendo una creadora isleña nunca ha expuesto en su tierra. Cuanto ha podido verse de su obra en Tenerife es el mural "Fondo", instalado en 2003 en las dependencias del aeropuerto Reina Sofía.

No supone un atenuante el hecho de haber residido en Madrid desde 1978, y desde hace siete años en Galicia. Del mismo modo que existen programas destinados a mostrar el trabajo de los creadores canarios fuera de las Islas, sería razonable que hubiese otro dedicado a dar a conocer en el Archipiélago la obra de quienes trabajan en el exterior.

"No he estado demasiado en Canarias -admite- pero intuyo que hay más facilidad que la gente se traslade fuera de Canarias a exponer que al revés... aunque también seamos canarios quienes vivimos lejos".

"El traslado de obra plástica, siempre problemático por la burocracia que conlleva, se complica y encarece más en el caso de la escultura. "Para quienes trabajamos obra pesada es difícil trasladar la obra a efectos de exposición", señala Fátima Fortea, quien este verano ha expuesto en el Museo Municipal de Orense.

Puede decirse que la artista tinerfeña llenó literalmente las dependencias de esta pinacoteca. "Es la primera gran individual que realizo en años y, dado el número y magnitud de las piezas, he utilizado todo el museo", comenta la artista respecto a "Sit tibi terra levis" ("Que la tierra te sea leve"), su muestra más ambiciosa hasta la fecha.

Pinturas elaboradas en soportes heterogéneos como el cartón y la contratabla convivieron con figuras tridimensionales y cerámicas con gres elaboradas a alta temperatura, "como si se tratara de procesos volcánicos". Según señala Fortea respecto al procedimiento empleado con sus materiales, "esculpo más que modelo".

La creadora aportó además un "acuario" integrado por veintiséis cuadros. "Se trata de una instalación en la que los peces no se representan enteros, sino a través de partes, secciones y mitades; a la vez no están quietos, sino en movimiento, con la que trato de sugerir una expresión de libertad". La idea de la libertad y de su reivindicación subyace también en "La Virgen del Burka", figura femenina rodeada por alambres de espinos y rosas.

El heterodoxo discurso de la exposición incluyó una momia hecha con hierros, piedras y lapas, y emplazada a la entrada del museo a modo de cancerbero.

Una escultura que retrotrae una tabla funerario herreña, la figura "Latin lover", un perenquén tratado "como si fuera un objeto mágico" y un homenaje a Frida Kahlo fueron, junto a un mural de 1,8 m y 1,30 m, otros de los elementos propuestos por Fátima Fortea, cuyo taller se encuentra actualmente en Muxía, próximo a la Costa da Morte.

"Y yo quería retirarme en El Hierro", ironiza Fátima Fortea, quien ha acabado viviendo y cultivando su arte en otro confín, como si la línea de su vida se trazara, según sus palabras, "de un finisterre a otro".

Sin embargo, Canarias, su cultura, sus mitos y su imaginario fantástico, perviven en la obra de Fátima Fortea, quien no deja de recordar su tierra a través de las formas surgidas de su estudio.


EL DATO


La literatura: su otra vocación

Fátima Fortea une a su condición de artista la de escritora. En los años 90 colaboró con la revista Elle, donde publico relatos para niños. En su haber figura, precisamente, una obra referencial dentro de esta parcela literaria, "Cuentos de la gallina verde", en colaboración con Alicia García Valiño, un texto escogido por la Facultad de Psicología en Madrid para su empleo en Educación Especial.




Paco Pestana, Luz Darriba y Fátima Fortea.

¡Cuánta tristeza cabe en la alegría! Esta fotografía la ha congelado para siempre. Querida Fátima Fortea, no puedo con mis sombras doloridas.
Hay días en los que deseas no despertar, atrasar la máquina del tiempo, esconderle a la guadaña su herramienta. Lo sé bien porque, últimamente, son demasiados días, demasiada gente querida, admirada, amada, que perdemos antes de tiempo. Muy antes de tiempo, precisamente en tiempos tan hostiles como el sistema que rige el mundo, que no sabe de compasión ni de empatía.
Hoy toca despedir, es un decir, porque se queda adentro de mí cuanto dure mi tiempo y mi memoria, a mi querida amiga, compañera de tantas y tantas alegrías, de tantos sueños compartidos hasta quedar sin sueño, de tanta vida que traspasaba los poros de la piel y se deshacía en confeti para celebrar, precisamente, la vida. Mi querida Fátima, una de las mujeres más hermosas que he conocido, me llevó a su mundo de guirnaldas y flores, de presente continuo, de la elegancia, el glamour y el savoir faire del que yo carecía (y carezco). Ella reunía todas esas cosas, que eran en realidad la fachada de un ser humano pensante, profundo, cuestionador y sabio.
Nos conocimos en Madrid, el Madrid que ella adoraba porque su mundo entero estaba allí, aunque añorase a sus islas bonitas cada día. No se podía ser más canaria y más universal, más glamurosa, más de izquierdas y menos resentida (confieso, que a mi me puede muchas veces ese resentimiento contra los poderes establecidos que nos machacan), más sexy y más feminista (que ya sé que no es una contradicción, pero suelen vernos de ese modo), más generosa y comprometida con las causas justas.
La conocí, decía, en 2002, en su ciudad (porque era totalmente suya, conocía a todo el mundo que valía la pena conocer y todo ese mundo la conocía y la amaba). Yo estaba en la Feria de Estampa, exponiendo, y mi queridísimo Paco Pestana exponía su obra en una galería de Madrid, así que fui a verlo. Con la sala llena de gente, de repente se abren las puertas y entra un sunami vestido de blanco, la belleza, la magia, la alegría. Era Fátima Fortea. Desde entonces, amiga incondicional mía y de Paco. Desde entonces, entró una luz inextinguible por nuestras ventanas semiabiertas. Con Fátima conocí a toda la gente que era interesante conocer, su taller alucinante, sus historias de barro esculpido y horneado, magnificas esculturas, y sus cuentos maravillosos de la Gallina Verde (libros infantiles, hoy de colección, escritos al alimón con su amiga Alicia Valiño).
La vida, el amor, el destino, o lo que sea, trajo a Fátima a Galicia. Primero a Ourense, donde al poco tiempo se hizo con el cariño y la admiración de todo el mundo. Luego a Muxía, la Muxía que conocí gracias a ella, donde también brilló con esa usina propia que tenía, donde montó su taller besando al propio mar. Esa fue la Muxía que conocí junto a sus gentes, la que me llevo a situar Abril en aquel territorio caprichosamente bello.
Por Fátima también conocí al queridísimo Mario Osorio, un pionero de la lucha incansable por la memoria histórica, de quien lloré su falta hace unos años. Fátima vino a Montederramo, a la entrega de mi Premio de las Artes de la Cultura Gallega (2018) desde Canarias, Fátima vino a mi ultima muestra antes de la pandemia en Lugo, en 2019. Fátima siempre estuvo, como estuvo para todas sus amigas, para toda «su gente», que ella decía.
Hoy, Viky Rivadulla (gracias, amiga, pese al dolor), a quien también conocí por Fátima, me dio la noticia. No hacía mucho tiempo que habíamos hablado por teléfono, lo hacíamos muy a menudo. Ella se quedó en Madrid, en el Madrid que tanto amaba, pero la llevarán a Tenerife. Yo volveré cien veces a verla en esa entrada triunfal, de reina absoluta, en la Factoría del Perro Verde. Aquí es donde me gustaría de verdad creer en cosas en las que no creo, pensar que ella y Paco estarán juntos y que yo pueda sumarme a ellxs en su momento. Pero no creo, y ya me duele. Me duele tanto perderte como me apropio de tu alegría, de la alegría que de algún modo me enseñaste. Querida Fátima, compañera del alma, compañera: Hasta la Victoria, Siempre.

[Luz Darriba]


Sus "perenquenes".





Fátima en El Foro de Pozuelo:








Con su hijo Adrián.

Con su hijo José

Con José

Con su nieta Daniela






CV/ Exposiciones:




martes, 20 de junio de 2017

Juan Carlos Marín Talavera. In Memóriam.




Juan Talavera: el grito del cuerpo.


“Hombre traspasado por la luz. Materia que se deteriora y luz que permanece. Hombre que figura o configura sus dos espacios: hacia la muerte uno y hacia la sobrevivencia, su sobrexistir, su comunicarse, su consumirse otro. Positivo y negativo en sí mismo. `Las dos vienen a ser la misma carne´, dice la Sagrada Biblia”.
Pablo Serrano
Discurso de Ingreso en la Academia.




Conocí a Juan Talavera cuando estudiaba Bellas Artes en la Complutense madrileña. Hacía unos dibujos de una belleza arrebatadora, clásica, dionisíaca. Su pintura poderosa, con influencias del art brut, el grupo Cobra, el expresionismo alemán. Era apasionado como un niño terrible de Cocteau y un joven pasoliniano. A veces con una sensibilidad extrema para pequeños gestos, casi insignificantes que el podía magnificar. Su primera exposición individual en El Foro de Pozuelo era una explosión sobre el cuerpo humano, un cosmos de músculos y sentimientos en sí mismo.
Sus cuerpos son convulsos, o sea, bellos, aunque más que Bretón otras son sus fuentes. Ribera, por ejemplo, esa tensión tan española, entre el cuerpo y el alma, lo sagrado y lo profano, el sueño y la razón. Esconden todas las luchas contemporáneas, artísticas y vitales, personales y sociales..
Durante años el tema de su pintura ha sido el cuerpo. Ahora. En su última etapa podemos pensar que los cuerpos han desaparecido, quizá centrifugados, arrojados al espacio, y lo que vemos tiene algo cósmico o de conexiones neuronales. La mente al fin, que es otra forma de pintar lo humano.
Su obra tiene como último sentido el hombre. El artista impregna su trabajo de sí mismo, de sus obsesiones, deseos, pensamientos, del tiempo que le toca vivir, del que sueña, del que padece. La espléndida obra que donó a la Colección Visible de Arte Contemporáneo es buena muestra de ello.
Juan Talavera comenzó trabajando como ayudante del escultor Pablo Serrano, y la muerte del maestro le llevó a comenzar su andadura universitaria. Su estudio parece a camino entre dos siglos, más entre el XIX y el XX que entre el XX y el XXI. Tiene el espíritu de los talleres casi desaparecidos, de la bohemia parisina. En el patio, una pequeña y personal escultura. Dan ganas de cogerla con las manos, soplar y esperar a que empiece a vivir, de tan viva. En Alcalá de Henares se encuentra el grupo escultórico que realizó en el Paseo Gil de Hontañon, en la Universidad. Participa esta obra de su sentido conceptual, pero se elevan en una grata serenidad, homenajeando el carácter renacentista. Versátil, capaz de transmitir su ser a la materia, pintura y escultura beben en él de los mismos manantiales y encuentran distintos caminos, ecos. Los bosques del pensamiento, la naturaleza siempre impredecible, la lucha entre lo urbano y la memoria de las migraciones desde el campo, el abrirse camino en el nuevo mundo con lo que cabía en una maleta. Así se escribe también la historia del artista.
Decía Duane Michals que la única razón del arte es conmover: “Cuánto más íntima es la expresión más hondamente conmueve. Pero hoy en día vivimos en una cultura en la que cuánto más gritas mayor atención te prestan, y ya no queda espacio para el susurro, para la sensualidad íntima. Siempre hay ruido. Creo que las galerías de arte y los museos se han convertido en parques temáticos”. (1)
Juan, si no es un artista del susurro, si lo es de la conmoción de la intimidad, de la herida de la belleza. Del grito verdadero, del estupor y de la furia. Ángeles y hombres que intentan encontrar su lugar entre el tumulto, entre el griterío, que reclaman su lugar en el lienzo aún arrastrando estelas del incendio, a veces como si hubiesen nacido en mala luna y se perdonasen la vida cada día, con el poeta (2). Cuerpos poderosos que no se resignan a los moldes impuestos. De ello dan cuenta sus composiciones, que parten, resaltan, enmarcan las figuras o parte de ellas, contenidas.
Vi las mejores mentes de mi generación destruídas por la locura, hambrientas histéricas desnudas, / arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo, /hipsters con cabezas de ángel ardiendo por la antigua conexión celestial con la estrellada dínamo de la maquinaria nocturna, / (…) flotando sobre las cimas de las ciudades contemplando jazz, / que desnudaron sus cerebros bajo los puentes y vieron ángeles mahometanos tambaleándose sobre techos iluminados,/(...) parloteando gritando vomitando susurrando hechos y memorias y excitaciones del globo ocular y shocks de hospitales y cárceles y guerras (Aullído, Allen Ginsberg, Madrid 1993. Círculo de Bellas Artes.). (3)
El artista está condenado a dar testimonio de su época, sea desde la visceralidad o eligiendo la hipocresía. No el grito del vendedor de ungüentos mágicos y crecepelos asombrosos, no la prestidigitación de los trileros, sino la honestidad de sus armas. Apenas pintura, lápices o bolígrafos, lienzos, tablas o papel y la soledad del estudio. La obra de Juan Talavera es de una coherencia sorprendente a lo largo de los años, de una fidelidad y entrega que sorprende. Un viaje lleno de honestidad hacía un futuro siempre incierto. Sus cuerpos y sus constelaciones mentales conforman un discurso que late al ritmo de la defensa de la libertad., en la mejor tradición del arte moderno.
(4)


Jesús Gironés

Madrid, setiembre 2013



(1) Duane Michals habla con Enrica Viganò. La Fábrica y Fundación Telefónica, 2001.
(2) Me sobra el corazón. Miguel Hernández. En Sí, a Miguel Hernández. Niño de Elche, 2013.
(3) Allen Ginsberg. Madrid 1993. Círculo de Bellas Artes, 2008.
(4) Materiales de sociología del arte. Julia Varela y Fernando Álvarez-Uría. Siglo XXI Editores de España, 2008. 




 Juan Carlos con Pepe Domínguez y Jesús Gironés, 1994


En El Foro con Mesa Esteban Drake.







Una de sus esculturas en espacios públicos, en Canarias

Una de sus esculturas en el paseo monumental Gil de Hontañón, en Álcalá de Henares,