jueves, 6 de junio de 2024

Ángela Figuera Aymerich. Un poema y la ignominia del puñetazo de Dámaso Alonso

 


Culpa
"Si un niño agoniza, poco a poco, en silencio, con el vientre abombado y la cara de greda. Si un bello adolescente se suicida una noche tan sólo porque el alma le pesa demasiado. Si una madre maldice soplando las cenizas. Si un soldado cansado se orina en una iglesia a los pies de una Virgen degollada, sin Hijo. Si un sabio halla la fórmula que aniquile de un golpe dos millones de hombres del color elegido.
Si las hembras rehuyen el parir. Si los viejos a hurtadillas codician a los guapos muchachos. Si los lobos consiguen mantenerse robustos consumiendo la sangre que la tierra no empapa.
Si la cárcel, si el miedo, si la tisis, si el hambre. Es terrible, terrible. Pero yo, ¿qué he de hacerle? Yo no tengo la culpa. Ni tú, amigo, tampoco. Somos gente honrada. Hasta vamos a misa. Trabajamos. Dormimos. Y así vamos tirando. Además, ya es sabido. Dios dispone las cosas.
Y nos vamos al cine. O a tomar un tranvía".

Ángela Figuera Aymerich.

(Del facebook de Ángel Sánchez Harguindey)



Félix Maraña reivindica a Ángela Figuera Aymerich, narrando un suceso perturbador. El puñetazo que dio Dámaso Alonso a la poeta tirándola al suelo. No en vano Cernuda se refería a él como el sapo.
"Historia de un puñetazo
Se cuenta aquí cómo un día oscuro del franquismo Dámaso Alonso propinó un puñetazo a Ángela Figuera Aymerich, enviándole al suelo. ¿Se explican ustedes por qué Dámaso Alonso está en el parnaso oficial y Ángela, en el olvido de la historia? Lo he contado otras veces pero parece que nadie lo da importancia. Ángela Figuera es tan poeta del 27, o más, que muchos de ellos". (Félix Maraña).

















Un dibujo


 Óscar García Martínez

Instagram: @mort_reveur

Expuesto en StudioRGF_arriaza11

martes, 4 de junio de 2024

DOS POEMAS: JADWIGA MALINA y LAURA KASISCHKE.

 



JADWIGA MALINA: GUERRAS Y SEÑALES

Nunca llegaron de repente. A algunas
las precedieron cometas,
a otras terneros con dos cabezas.
Esas señales agriaron la leche,
hicieron que dolieran dientes y oídos.
Tantas manzanas en los huertos como semillas de amapolas,
como hongos en los bosques,
como golondrinas volando, gatos en los tejados.
Y sólo nacen niños. Por millares.
Con ojos y frentes brillantes. De uniforme.
Y luego llega el silencio. El gran silencio.
Por el sendero caminan ancianas. La nieve cae sobre ellas.
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en "Solstice Literary Magazine", primavera de 2023. Trad. del polaco al inglés, Joanna Banach. Versión del inglés al castellano, Jonio González. En la imagen, Jadwiga Malina (Cracovia, Polonia, 1974) por Adam Walanus.
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WARS AND SIGNS
They never came suddenly. Some
Were preceded by comets,
others by two-headed calves.
Those signs made milk go sour,
Made teeth and ears hurt.
Apples in orchards as many as poppy seeds,
As mushrooms in forests,
As swallows in flight, cats on rooftops.
And only boys are born. By thousands.
With bright eyes and foreheads. In uniforms.
And then silence comes. The great silencing.y
Old women walk the road. Snow falls on them.


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LAURA KASISCHKE: CANTO A LA COCINA
Los boles blancos ordenados
armarios llenos de nada.
El sonido
de aplausos en el agua que corre.
Todos los que se ahogaron en océanos, todos
los que se ahogaron en piscinas, en estanques, la pequeña
familia unida en el auto que chocó de frente. La despensa
llena de lirios, las langostas dando arañazos para salir de la olla,
y Dios arrastrado a través de los cielos
en un coche que arde.
Las recetas
como confesiones.
Las confesiones como canciones.
El sol. La bomba. Los boles
blancos ordenados
armarios llenos de sangre. Yo quería
algo sencillo, y doméstico. Un canto a la cocina.
Ellos sólo circulaban. Papá
apagó la radio, y mamá
la encendió.
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en "Dance and Disappear", University of Massachusetts Press, Amherst, 2002 / "Where Now. New and Selected Poems", University of Michigan Press, Ann Arbor, 2017. Versión de Jonio González. En la imagen, Laura Kasischke (Grand Rapids, EE. UU., 1961) por Ulf Anderssen.
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KITCHEN SONG
The white bowls in the orderly
cupboards filled with nothing.
The sound
of applause in running water.
All those who've drowned in oceans, all
who've drowned in pools, in ponds, the small
family together in the car hit head on. The pantry
full of lilies, the lobsters scratching to get out of the pot,
and God being pulled across the heavens
in a burning car.
The recipes
like confessions.
The confessions like songs.
The sun. The bomb. The white
bowls in the orderly
cupboards filled with blood. I wanted
something simple, and domestic. A kitchen song.
They were just driving along. Dad
turned the radio off, and Mom
turned it back on.
A través de Jonio González

lunes, 18 de marzo de 2024

Miguel de Unamuno en Estudio Roberto González Fernández

 




Miguel de Unamuno Vera
Mirar sin ser visto


Pensé en vampiros al ver los personajes que crea Miguel de Unamuno, unos vampiros pospandémicos, que hace tiempo que ya no se alimentan de sangre.

Supervivientes de varias pandemias, quizá su mirada responda a las obsesiones del autor, que pinta porque lo necesita. Al fin y al cabo son modelos que pueden modificar a su antojo él y el azar. Miguel los convierte en su tribu.

No se si son reflejo del pensamiento o compañeros de aventuras, pero me gustan los colores que elige, siempre vestidos de negro, con cierto aire de tristeza elegante.

He recordado también a Boris Vian y las  cosmopolitas y algo canallas de sus historias (y música). Esa poética oscura, en la que se puede adivinar la luz que esconde.

Gente de la noche.


Jesús Gironés
Pozuelo de Alarcón, febrero-marzo 2024















Atravesar el invierno.

                             Nicole Brossard



ADELINE BALDACCHINO: ATRAVESAR EL INVIERNO

Esta mañana
Mañana de espuma verde en las ingles de los árboles
Aprendo a deletrear los colores
En la paleta del cielo a reconocer al pájaro
Que no ama a su hijo y estoy aprendiendo
A cantar sin saberlo los poemas transparentes
Como el aire
Estremecido bajo las alas
Veo ese agujero de luz que abrazan las nubes
Sorprendidas de su propia fuerza
De aire y de agua
Miro los restos de la noche en mi taza de café
Rezumo amor por todos los poros
Escribo con mordacidad
Frases que golpean
Contra el día
Que me niega su boca
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en "13 poèmes composés le matin (pour traverser l'hiver)", Éditions Rhubarbe, Auxerre, 2017. Versión de Eduardo Conde. En la imagen, Adeline Baldacchino (Rillieux-la-Pape, Francia, 1982) por Laura Stevens.
___________________
TRAVERSER L'HIVER
Ce matin
Matin de mousse verte dans l'entrejambe des arbres
J'apprends à épeler des couleurs
Dans la palette du ciel à reconnaître l'oiseau
Qui n'aimait pas son frère et j'apprends
À chanter sans le savoir des poèmes transparents
Comme l'air
Froissé sous des ailes
Je vois ce trou de lumière qu'enlacent des nuages
Médusés par leur propre puissance
D'air et d'eau
Je fixe les restes de la nuit dans mon bol de café
Je suinte l'amour par tous les pores
Je rédige à l'emporte-pièce
Des phrases qui cognent
Contre le jour
Qui me refuse sa bouche




SAGAWA CHIKA: FLORES
I
los sueños son frutas cortadas
una pera de un marrón rojizo caída en el prado
el perejil florece en un plato
a veces las gallinas parecen tener seis dedos
rompiendo un huevo, sale la luna
II
un caracol se arrastra a través del bosque
sobre sus antenas está el cielo
III
hoy, el color del viento es más intenso
el pistón arremete desgarrando el aire salobre
bajo la trastornada mañana, la lluvia revuelve la arena
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Trad. del japonés al inglés, Rina Kikuchi y Carol Hayes en “Selected Translations of Sagawa Chika Poems”, Shiga University Research and Educational Grant Program, 2013, ed. digital. Versiones del inglés al castellano, Jonio González. En la imagen, Sagawa Chika (左川ちか, Hokkaido, Japón, 1911-Tokio, Japón, 1936)






SVETLANA CÂRSTEAN: OLVIDA LAS CARICIAS...
olvida las caricias, me dice.
olvídalas.
deja de gritarme al oído,
estas palabras son armas
que sabes manejar.
el oído es el último de los sentidos
en desaparecer cuando te mueres.
aquel que no es recibido en casa
no pertenece a nadie.
aquel que no es llamado por su nombre
cayó en el olvido.
aquel que no halla consuelo no existe
______________________
en "Sombras, incendios y desvanes. Diecisiete poetas rumanas", Vaso Roto, Madrid, 2021. Ed. y trad. de Catalina Iliescu Gheorghiu. En la imagen, Svetlana Cârstean (Botosani, Rumania, 1969 / Arbetarbladet)


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Todos los poemas del facebook de Jonio González




Miguel Fernández @abortodesiamesas


Magnolio



miércoles, 13 de diciembre de 2023

El ahogo del tiempo

 



Así de simple: reposemos juntos,

(...)

y hoy no nos turba el  ahogo del tiempo.


Miquel Martí i Pol

Amada Marta


El corazón tarda en brotar. Entre la arena, frente al mar se pierde la memoria. Nace un deseo extraño. La playa es un inmenso reloj de arena sin tiempo, en el que se adivina otra vida. Más cercana al sueño quizá. Otra memoria surge entonces, nostalgia que se deshace entre lágrimas que no hemos derramado. La luz que no nos ha iluminado se ofrece aquí como una diosa milenaria, que promete todo  a todos, y por eso es extraordinaria como una vida por vivir. El amor se deshace como la arena. El corazón en la playa apenas se reconoce todavía. Un cuerpo, un cuerpo en el que reconocerse. El brillo del mar ya es apenas luz que quema. Te duele no haber construido nada. Confórmate.



***



Hay un límite

Incrustado dentro

de almas y cuerpos


Su tensión imperceptible

ata la carne hasta amoratarla

a veces estalla en sangre

otras, en silencio



***



Los cuerpos dejan de hablar

ya no hay lugar para ellos

Un territorio desconocido

la nieve anestesia el dolor

o lo hace más puro

permite soñar que la vida es posible

aunque no se vislumbre


Qué cicatriz tan hermosa:

Aquí yace aquel a quién tanto amamos,

el que queremos resucitar a pesar de todo



***



hombre amanecer te he amado



***



Todas las flechas estallan

como fuegos artificiales

en el corazón


Es el tiempo del amor

Temblad


Importa ahora

amordazarse y olvidar



***



El mundo que rocé

hoy ya su forma es

esqueleto de la memoria


Qué te digo para que sepas

lo frágiles que eran los sueños

en aquella alegría primera.



***



Reconocedme

yo quiero ser otro


Que contra lo negado

florezca vida



***



Desvestido

un cuerpo distinto

una piel nueva


dentro, heridas

como peces



***



Los cuerpos son como miel

el corazón se deshace

en palabras y sueños


los amigos

los besos

los cuerpos

son como miel


y luego


nada


la soledad

y la memoria



***



Miel es mi memoria

de espinas

tu voz tan suave

como un cuerpo

que nunca es

y yo lo añoro tanto

pero la vida sigue

 

el amor es una cascada

la de nuestra propia ignorancia

la de nuestro dolor


te amo tanto



que ya siento mi cuerpo

como nube que se va







Cuadernillo para el Libro Objeto S.T. "EL TIEMPO"

Diciembre 2003









martes, 12 de diciembre de 2023

Los últimos derrumbes

 


La artista María Ferrero sintió la necesidad de fotografiar las últimas ruinas de un Pozuelo que estaba condenado hace mucho a desaparecer. Algunos, los menos, sentirán nostalgia de un tiempo que se había detenido e importaba a muy pocos. Apenas la crónica de un derrumbe.


Habla el pozuelero Santiago Auserón a propósito de Semilla del Son de “esa especie de melancolía a la que nos aboca la desaparición de las cosas”. Y eso siento yo al pensar en los últimos derrumbes del Pozuelo de La Poza: el taller de Fernando Luengos, el bar restaurante en que algunas veces comí con él, los desguaces, talleres… Aquellas naves y calles algo fantasmagóricas, donde tiene su cabecera el 656 y que ahora intento recordar en las fotografías de la artista María Ferrero.

Los últimos restos de una de las partes más humildes y proletarias del pueblo que se resistía a ser engullido por la ciudad. Recuerdo en los setenta, al principio de venir a vivir, los veranos en que se cortaba el agua y había que bajar con garrafas a La Poza. Recuerdo aperitivos, comidas y tardes de tapas y cervezas; las visitas al taller de Fernando, la herrería convertida en el taller del escultor; la casa a la que acompañé alguna noche a Marcos Picazo. La mayoría de las historias del barrio me las contaba Enrique Sánchez Leal, que se las conocía todas.

Últimamente miraba más desde enfrente, que el autobús ahora lo cojo poco. Ahora se hablaba más de José Mercé, que se había hecho pozuelero, y tenía rincón fijo en los hermanos. Ya le había dicho a Martín-Crespo tiempo atrás: -Alcalde, búscame una casa en tu pueblo, que aquí se tiene que vivir bien…

Las fotos de María Ferrero dan testimonio de un no lugar. Ya nada quedará, los nuevos edificios empezarán a construirse. La nueva ciudad que hace mucho comenzó a ser Pozuelo traerá diferentes vecinos que poco querrán saber. Nuevas vidas comenzarán bajo el mismo cielo. Quizá los antiguos lavaderos sean por fin rehabilitados dignamente, y los vecinos harán alguna excursión, y los niños se sorprenderán tanto que hubiese un tiempo sin lavadoras, como se asombran al descubrir que la leche no viene del tetra-brick, sino de las vacas.

María Ferrero sintió la necesidad de ser testigo. Salir de su estudio, con nocturnidad y lealtad. ¿Para qué sirve la fotografía, el arte, el testimonio? Las últimas sombras, las ruinas de un Pozuelo que ya hace tiempo que no existía, excepto para la especulación inmobiliaria. Si no se salvaron los elegantes hoteles y fincas de veraneo, no lo iba a hacer una de las zonas humildes. De fondo, la agonía de algunas familias que no fueron previsoras, que creyeron que todo seguiría igual para siempre.

La nueva ciudad crecerá entre los escombros.

“A mi me lleva el aire siempre a tu vera, siempre a tu vera… Con lo que te quiero yo”, canta José Mercé de fondo, mientras miro los derrumbes y me despido. Han quedado los árboles, lo que no deja de ser maravilloso.

Jesús Gironés


Texto publicado en La Voz de Pozuelo, 12 de diciembre 2019

La Voz de Pozuelo






Fotografías: María Ferrero

María Ferrero